Algunas veces en la vida necesitamos la ayuda de otras personas, ya sea porque nos encontremos en una situación de riesgo, convalecientes, por alguna necesidad, o tener que enfrentarnos a un problema complejo.
En momentos como el actual, donde se requieren cambios a nivel global y acciones a todos los niveles, es necesario capacitar a nuestra comunidad a través de la Red PROTEJO, para fomentar su participación en asuntos de interés colectivo, propiciando y diseñando estrategias ajustadas «a la medida», que permitan proteger nuestras fuentes de agua y garantizar el bienestar de todos.
El agua no es un privilegio de pocos, sino un recurso vital de TODOS LOS SERES VIVOS.
En particular, en cuestiones de Cambio Climático y amenazas ambientales, los actores sociales comunitarios perciben la problemática como ajena a sus acciones puntuales en lo local. Se considera que las propuestas e iniciativas para la mitigación y prevención de problemas, se discuten en reuniones de expertos, en encuentros internacionales, en convenciones de jefes de Estado; pero no se contempla que estos problemas ambientales puedan ser disminuidos o corregidos desde las propuestas generadas en el ámbito de lo local, a pesar de que para muchas otras cosas, existe gran sentimiento cívico y patriota.
Desde el punto de vista ciudadano, nos topamos con una serie de circunstancias cambiantes debido al crecimiento de la población, las necesidades y propósitos de la misma y la creciente brecha humana por diferencias en los campos político, religioso, sexual y educativo: entre más gente tenga la zona, más compleja será su estructura.
Desafortunadamente, a pesar de contar con dispositivos tecnológicos que nos permitirían mantenernos en comunicación estrecha, la realidad es que poco a poco nos hemos ido distanciando unos de otros y hemos ido formando barreras de rechazo, basándonos más que todo en el prejuicio e interés económico personal. A la vez, todas las circunstancias descritas en estos párrafos, se han ido juntando para formar un conjunto humano importante, en una zona geográfica importante, pero sin las herramientas de contacto necesarias para crear consenso.
En los últimos 10 años, en nuestra zona se han creado pequeños grupos de interés ambientalista, los cuales han luchado por sanar problemas reales que afectan no solamente a unas pocas personas, sino a toda la población. Algunos problemas son visibles y requieren una respuesta inmediata, mientras que otros temas ambientales se acercan al conocimiento intelectual a nivel internacional, pidiendo a su vez, una proyección a mediano o largo plazo.
Por un lado, la población crece y por otro lado, ha delegado su representación a unos pocos grupos de ciudadanos concientes, sin mayor apoyo de nadie más para llevar a cabo esta tarea monumental en nombre de toda la ciudadanía.
¡Ya es hora de involucrarnos! Ya es hora de entender todas las realidades, dejar de lado nuestras diferencias, y encontrar soluciones sin irnos a extremos, pues nuestros riesgos colectivos son muchos.
Debemos aprender a convivir. Debemos desarrollar un sentido de comunidad. Debemos involucrarnos en procesos y acciones a nivel local, de país y del mundo, que garanticen bienestar y progreso para todas las personas. De estos tres principios depende nuestra paz.
Como espacio comunitario, mi Galería Octágono se une a todos estos grupos de personas concientes y dedicadas, tratando de hacer buena labor; tratando de hacer conciencia; tratando de ofrecerle a nuestra comunidad, una visión justa y bien informada; mejorando la educación; ofreciendo alternativas más delicadas para con el medio ambiente. Lo que nos falta es el respaldo de todos los vecinos y vecinas, de manera que evitemos el desgaste y tengamos un mayor alcance.
Nuestras prácticas de hace 50 años contaban con la benevolencia de nuestra PachaMama. Éramos pocos y no pensábamos en acuíferos, ni en mantener nuestros ríos limpios, ni en el efecto de agroquímicos e hidrocarburos, ni sabíamos lo que es la impermeabilización. La Madre Naturaleza nos perdonaba por tirarle nuestros desechos y cortarle algunos árboles para construir, o para sembrar. Y así, crecimos en la tierra de la abundancia, con lluvias predecibles, bellezas naturales y una vida llena de agua fresca.
Nuestra realidad 50 años después, ha cambiado. Unámosnos para entender los cambios y manejarlos sabiamente.
Más vale prevenir…